23 diciembre, 2007

Cuento de hadas negro

Hoy nuestra luna está entristecida,
y se esconde detrás de las nubes,
intentando en vano ocultar su desgarrado llanto.
Las lágrimas brotan por la perdida de su amada hija,
rosa escarlata que apasionaba mi vida,
dormida está para siempre en un lecho de amarga oscuridad,
soñando entre el bosque de hielo, para siempre también está.
Los cristales de hielo me han dado a ver ilusiones,
como nuestra luna, en vano intentan, ocultar mi última esperanza,
alimañas y otros seres que interrumpen mi camino.
Este helado bosque crea nuevos lugares,
crea nuevas ilusiones, como yo, tiene una meta,
y no se cansa de intentar, la mía borrar.
Sigue echando sus esfuerzos al vacío.
En ciertos momentos me canso de mi travesía,
pero vuelvo, a mi escarlata rosa, recordar,
eso no hace menos que abrirme el paso y darme energías,
pero ¿cómo no lo haría?, si ella es mi alegría, mi soplo de vida.
ahora nuestra luna ha dejado de llorar,
y comenzó a mi camino alumbrar,
se dio cuenta de mi causa, y me decidió apoyar.
Finalmente llegué al lecho de la amarga oscuridad,
recordando también que, vendado,
fui yo quien la puso en ese lugar.
Tomo mi rosa, la hija de nuestra luna, y la logro despertar.
ahora en vano yo actúo, ella de este mal no se quiere librar,
y este héroe a la fuerza se la quiere llevar,
pero luego de mucho intentar y luchar...
al lado de nuestra luna, a llorar también, fui a parar.

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