23 diciembre, 2007

Purgatorio personal

Estoy caminando por un mundo sin sentido…
Donde ni el Sol ni la Luna aparecen;
la infinita noche es tan caliente, que me infecta de una sudorosa fiebre;
a pesar de que no hay luna, ni una estrella brilla en el profundo cielo.
Voy caminando, y siento como se apodera de mí una tremebunda niebla
que me hace bajar la cabeza y romper a llorar.
Los ríos son muy raquíticos, parecen lágrimas que nunca llegan a su destino,
se devuelven y se secan.
El mar, por otra parte, no mueve ni una ola a pesar de que la brisa, está soplando caliente como una llama que me toca la cara, con toda su furia.
Voy caminando con los pies desnudos, y el piso está minado con pequeñas piedras, tan pequeñas que los desgarran,
voy caminando sin rumbo fijo, sin lugar a donde llegar, ni motivo por qué caminar.
Los árboles que están cerca de los ríos, están sin moverse; todos grises, carecen de color, carecen de vida; tiesos a pesar de que ahora la brisa empeoró.
Voy caminando; creo que aún tengo una esperanza,
no sé de que, pero creo que la descubriré.
Entré a los árboles buscando señales de vida,
buscando en vano, ni un grillo, ni una lechuza,
tampoco una ranita que me avise que viene la lluvia, todo está muerto.
Al caminar entre los grises árboles,
me doy cuenta de que alguien ya estuvo por aquí antes,
porque comienzo a encontrarme con palabras talladas en algunos de ellos,
la primera es “ESPERANZA”,
luego veo “TRISTEZA”,
después “LOCURA” y continúo leyendo,
y continúo identificándome con ellos, la siguiente palabra era “DESOLACIÓN”,
para luego encontrar “MUERTE”.
Miro hacia el cielo y me doy cuenta de que se puso de un rojo muy oscuro, demasiado oscuro diría yo, pero sigue siendo de noche.
Continúo con mi travesía, porque no me he cansado, a pesar de lo mucho que he caminado, y vuelvo a ver otra inscripción “ESPERANZA”,
para luego darme cuenta de quien estuvo antes por aquí,
leo otra inscripción, un nombre; me di cuenta de que esa persona he sido yo,
y decido a grabar otra palabra “ILUSIÓN”, y sigo con mi eterno caminar.
Termino de salir del bosque de los árboles grises y del eterno silencio, para darme cuenta de que al mar volví a parar, y entendí por fin mis escrituras,
y entendí por fin cuál es mi esperanza,
por qué la tristeza de este lugar,
la locura a la que me ha conducido,
lo desolado y lo muerto que está todo esto,
y vuelvo a sentir esperanza porque me doy cuenta de que ese nombre es el tuyo,
y siento como se apodera de mí la ilusión de que tu recuerdo me sacará de todo esto,
y sigo caminando, en mi marcha de nunca acabar por este lugar que no parece lugar. Voy caminando por esta pesadilla, voy caminando sin sentido, sin poder parar, sin lugar a donde llegar, pero con la renovada esperanza
de que algún día me encontrarás viviendo esta pesadilla,
y con el nuevo deseo de que la vivas conmigo,
el deseo de que estés enterrada en mi pesadilla,
la pesadilla que comenzaste tú.

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